Estancia El Cangüé

PAYSANDÚ - URUGUAY

VIVe la experiencia cangüé

Disfrutar de la belleza del campo con el confort de la ciudad es el espíritu que nos guía al recibir a nuestros huéspedes. Apostamos por la intimidad y el sosiego, con pocas habitaciones que nos permiten brindar una atención cálida y personalizada. ¿Por qué no deleitarse con el dolce far niente, copa de buen vino en mano, mientras el sol se esconde sobre los paisajes privilegiados de El Cangüé? O compartir el calor del fogón con amigos, entre risas, un tradicional partido de truco y un asado bien criollo…

Nuestra Historia

La historia de la Estancia El Cangüé es una historia de sobrevivencia y de amor profundo por nuestras raíces. Sobrevivencia al paso del  tiempo, nunca tan cierto aquello de que “las nieves del tiempo platearon su sien”. Por sus doscientos y tantos años de vida, estas viejas paredes y campos han sido testigo de todos los acontecimientos importantes de la vida, matrimonios, nacimientos, cumpleaños… pero también tristes partidas. 

Cuántas historias de vida llenan sus memorias como algo vivo, tangible, que constituye quizás, el espíritu de la Estancia que nos envuelve como un manto apenas entrar. Una “casa con alma”. Y amor profundo que se vuelve eterno cuando se transmite de padres a hijos, por la tierra y la naturaleza que nos rodea.

Para nuestra familia, nuestra historia de amor con la estancia comenzó por allá por el 1920, cuando Pablo, un inmigrante de padre alemán y madre belga, se conoce y se enamora de su vecina de balcón en el barrio de Caballito en Buenos Aires, Anita, una inmigrante polaca, salvada por su madrina de la desolación de la Polonia de posguerra.

De esta vecindad fortuita nació una boda y de allí una familia que llegó a Uruguay por los años 20 en busca de nuevos horizontes y establecer raíces. Así comenzó nuestra historia en El Cangüé.

lo que dicen nuestros huéspedes

- Estela

En el medio del campo, como reyes Fui con mi familia a pasar un fin de semana y este lugar superó nuestras expectativas. Atención excelente. Habitaciones con todos los detalles de un hotel y la calidez de una casa. Desayuno exquisito. El entorno es hermoso y super tranquilo. Un lugar para volver.

- Marcia

Es un lugar precioso, arreglado con mucho gusto, con la calidad de lo simple, con muebles de excelente calidad y comodidad. La atención es excelente, hecha por sus propios dueños. Los pancitos caseros los mejores!!! Recomendable totalmente.

- Carlos

Sin dudas el mejor lugar para generar recuerdos increíbles. Un lugar especial, pura naturaleza, descanso, ideal. Florencia la mejor anfitriona, lo recomiendo 100 %. Hermosos paisajes, excelente atención. Gracias por recibirnos.

- Virginia

La calidad de las instalaciones, la paz del lugar, la calidez de las personas. Un combo perfecto y para mi suerte una luna en cuarto creciente.

- Esteban

Precioso el lugar, mucha tranquilidad y excelente la atención y dedicación de Florencia para que el cliente este a gusto. Vale la pena.

- José

Hermoso lugar en el campo, muy lindo acondicionado con mucho gusto y detalles. Ideal para descansar y recrear la vista

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